12.9.06

Carta de San Pablo a los Gálatas 4, 4-7

pero al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y porque sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: "¡Abbá, Padre!" Así que ya no eres siervo, sino hijo; y si eres hijo, también heredero por voluntad de Dios.