"Sé que le parecerá una exageración, padre, pero todavía estoy abrumada por la gracia que me llevó a usted y que me ha conducido a tanta alegría en mi vida, alegría que nunca creí posible. Sigo siendo la misma persona, con los mismos fallos, las mismas dificultades, los mismos retos y las mismas tendencias y, sin embargo, soy una persona completamente diferente porque veo todas las cosas a la luz de Cristo, comprendiendo que, por fin, puedo asumir cualquier cosa que venga de Él... Considero todo lo que me ocurre preguntándome: ¿qué me está mostrando Dios, qué es lo que me pide, qué desea que haga para ser más fuerte, incluso en las cosas más cotidianas? Me conmueve ser hija de Dios y convertirme en adulta precisamente porque sigo intentando ser su hija pequeña. Suelo detenerme y maravillarme ante el hecho de que Dios me ama. ¡Qué cosa tan increíble!
Al mismo tiempo, estoy segura de que todo es verdad. disfruto con las paradojas."