Solamente les pido que se
comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo. De esa manera,
sea que yo vaya a verlos o que oiga hablar de ustedes estando ausente, sabré
que perseveran en un mismo espíritu, luchando de común acuerdo y con un solo
corazón por la fe del Evangelio, y sin dejarse intimidar para nada por los
adversarios. Este es un signo cierto de que ellos van a la ruina, y ustedes a
la salvación. Esto procede de Dios,
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