Traten de entrar por la puerta estrecha" (Lc 13,24)
Atravesando día tras día el tiempo de la vida presente, salven sus vidas (cf. Lc 21,19) con la virtud, anticipen el Reino de los Cielos y reúnan los inconcebibles bienes que nos reservan las promesas.
Recto y estrecho es el camino de Dios (cf. Mt 7,14), pero
grandes y espaciosos los lugares de reposo que se ofrecerán a todos. Las
tentaciones del demonio se suceden e incendian la morada espiritual en ustedes,
pero el rocío del Espíritu Santo apaga esos incendios y mantiene lista el Agua
que surge en Vida eterna (cf. Jn 4,14). (…) Vamos, hijos míos, desde ahora
soportemos valientemente este pequeño número de días. Esos días nos son dados
para luchar, tenemos que ceñirnos con la corona de justicia (cf. 2Tm 4,8).
Les pido que a las aflicciones presentes opongamos un
corazón ligero (cf. 2 Cor 4,17). Ellas nada son, y como un sueño o una sombra,
pasan pronto. Que ninguna nos haga temblar ni claudicar, sino que con ardor
renovado pongamos a la obra los mandamientos del Señor. No se dejen entristecer
por un ultraje, desviar por una injuria, perder por un reproche, abatir por una
irritación, apesadumbrar por un desprecio. Bajemos los ojos, elevemos nuestra
alma, seamos buenos unos con otros, indulgentes, perseverantes, pacientes. (…)
Ustedes, enseñados por Dios, aprendieron todo eso. ¡Hagan
lo que agrada a Dios (cf. Jn 8,29) y soporten con coraje los días presentes,
hijos míos!