Me hace gracia cuando la gente dice: - No, yo soy el dueño de mi vida, yo hago lo que quiera. Y siempre les pregunto una cosa: - ¿Cuándo naciste? - Tal sitio, tal fecha. - ¿Por qué naciste tú en se día, en ese lugar? - Ah, yo no se, no tenía nada que ver. - Y ¿Cuándo vas a morir? - Ay no sé. - Entonces tú dices que eres el dueño de tu vida y no tienes ni la más remota idea sobre las dos fechas más importantes: el inicio y el final. ¿Cómo vas a decir tú que eres el dueño de tu vida? Tu vida es un regalo de Dios.
Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!". Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.