Exulten por fin los
coros de los ángeles,
exulten las
jerarquías del cielo,
y por la victoria de
Rey tan poderoso
que las trompetas
anuncien la salvación.
. . .
Ésta es la noche
en la que, por toda
la tierra,
los que confiesan su
fe en Cristo
son arrancados de los
vicios del mundo
y de la oscuridad del
pecado,
son restituidos a la
gracia
y son agregados a los
santos.
. . .
Y así, esta noche
santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia
a los caídos,
la alegría a los
tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,