28.1.25

Homilía sobre la Virgen Madre 2, Autor: San Bernardo de Claraval

Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a María.

Si te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María.

Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María.

Si turbado con la memoria de tus pecados, confuso ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la desesperación, piensa en María.

En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en ella piensas.

Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu guía; llegarás felizmente al puerto si Ella te ampara


27.1.25

Hablar con Dios, Tomo 3, N.º 1, Autor: Francisco Fernández Carvajal

El cristiano que está unido a Cristo por la gracia convierte sus obras rectas en oración; por eso es tan importante la devoción del ofrecimiento de obras por las mañanas, al levantarnos, en la que, con pocas palabras, decimos al Señor que toda la jornada es para Él; renovarlo luego algunas veces durante el día, y principalmente en la Santa Misa, es de gran importancia para la vida interior

Hablar con Dios, Tomo 3, N.º 1, Autor: Francisco Fernández Carvajal

 Oración es conversar con el Señor, elevar el alma y el corazón hasta Él para alabarle, darle gracias, desagraviarle, pedirle nuevas ayudas. Esto se puede llevar a cabo por medio de pensamientos, de palabras, de afectos: es la llamada oración mental y la oración vocal; pero también se puede hacer por medio de acciones capaces de transmitir a Dios lo mucho que queremos amarle y lo mucho que lo necesitamos. Así pues, oración es también todo trabajo bien acabado y realizado con visión sobrenatural (Cfr. R. GOMEZ PÉREZ, La fe y los días, Palabra, 3ª ed., Madrid 1973, pp. 107-110.- ), es decir, con la conciencia de estar colaborando con Dios en la perfección de las cosas creadas y de estar impregnando todas ellas con el amor de Cristo, completando así su obra redentora, cumplida no sólo en el Calvario, sino también en el taller de Nazaret.

Hablar con Dios, Tomo 3, N.º 7, Autor: Francisco Fernández Carvajal

María es la Madre atentísima a todas nuestras necesidades, como no lo ha estado ni lo estará ninguna madre sobre la tierra. El milagro tendrá lugar porque la Virgen ha intercedido; sólo por esa petición.

¿Por qué tendrán tanta eficacia los ruegos de María ante Dios? Las oraciones de los santos son oraciones de amigos, en tanto que las de María son oraciones de Madre, de donde procede su eficacia y carácter de autoridad; y como Jesús ama inmensamente a su Madre, no puede rogar sin ser atendida (...). Nadie pide a la Santísima Virgen que interceda ante su Hijo en favor de los consternados esposos. Con todo, el corazón de María, que no puede menos que compadecer a los desgraciados (...), la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de intercesora y pedir al Hijo el milagro, a pesar de que nadie se lo pidiera (...). Si la Señora obró así sin que se lo pidieran, qué hubiera sido si le rogaran?” (SAN ALFONSO Mª DE LIGORIO, Sermones abreviados, Sermón 48: De la confianza en la Madre de Dios)


26.1.25

Segunda Carta de San Pablo a los Corintios 12,10

Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Carta 53, a Paulino; Autor: San Jerónimo (347-420) sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia

Dime, querido hermano: vivir en medio de los Libros sagrados, meditarlos sin cesar, nada buscar ni querer conocer fuera de ellos ¿no es habitar ya el Reino de los Cielos?

El lenguaje de la Escritura Santa te puede sorprender por su simplicidad o su casi rudeza, ya sea a causa de errores de los traductores o por el diseño original del escrito. Ella se presenta de tal forma que el primer auditorio puede instruirse y, en una única frase, el sabio y el ignorante descubren sentidos inesperados.

No soy un petulante que presume conocer todo lo que encuentra. Sería querer recoger sobre la tierra los frutos de árboles que tienen las raíces fijadas en el cielo. Pero confieso que lo deseo y trato de esforzarme para ello. Estudiemos aquí sobre la tierra, aquello cuyo conocimiento permanecerá adquirido para el cielo.

6.1.25

Evangelio según San Juan 15,12-17

Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.