25.12.12
Libro de la Vida 4,7, Autora: Santa Teresa de Ávila
Si no era
acabando de comulgar, jamás osaba comenzar a tener oración sin libro; que tanto
temía mi alma estar sin él en oración, como si con mucha gente fuera a pelear.
Con este remedio, que era como una compañía o escudo en que había de recibir
los golpes de los muchos pensamientos, andaba consolada.
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