Estoy convencido de que estáis muy
instruidos por los libros sagrados y que no ignoráis ninguno de sus misterios.
Yo no soy tan erudito. Pero esta cita de las Sagradas Escrituras me basta: “si
os dejáis llevar de la ira, que no sea hasta el punto de pecar.” (Ef 4,26)
¡Dichoso el que se acuerda de esta palabra! Creo que vosotros sois de éstos.
Que
Dios, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo, y él mismo, el Sumo Pontífice
eterno (He 2,17), Jesucristo, el Hijo de Dios, os fortalezca en la fe y en la
verdad, con toda dulzura, sin cólera, en la paciencia, la longanimidad, la
valentía y la castidad. Que él os haga partícipes en la heredad de los santos,
igual que a nosotros y a todos los que viven bajo el cielo y creen en Nuestro
Señor Jesucristo y en su Padre que lo resucitó de entre los muertos. ¡Orad por
todos los santos! ¡Orad también por los reyes, los príncipes, los magistrados,
por todos aquellos que os persiguen y os odian, por los enemigos de la cruz, y
así, todos puedan contemplar el fruto de vuestras vidas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario