Jesús nos pide que sepamos escuchar, que tengamos un corazón abierto a todo lo que nos viene de Dios. Que sepamos escucharle cuando nos habla a través de su palabra o a través de una lectura o a través de otra persona o a través de una situación por la que atravesemos, etc. En definitiva, que sepamos descubrir cuando se dirige a nosotros para guiarnos en el camino de la vida hacia la santidad.
Contamos con la fuerza poderosa del Espíritu Santo que cuando encuentra un corazón dispuesto se vuelca con sus dones y le conduce por los caminos de Dios.
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