La alegría es una necesidad y una fuerza para nosotros,
también psíquicamente. Una hermana que cultiva el espíritu de alegría siente
menos la fatiga y está cada día dispuesta a hacer el bien. Una hermana
rebosante de alegría predica sin predicar. Una hermana alegre es como el rayo
de sol del amor de Dios, la esperanza de la alegría eterna, la llama de un amor
ardiente.
La alegría es
una de las mejores garantías contra la tentación. El diablo es portador de
temor y barro, toda ocasión para lanzárnoslo es buena para él. Un corazón
alegre sabe cómo se ha de proteger.
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