26.10.24

Carta de San Pablo a los Efesios 4, 14-16

Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error, antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta que seamos como Aquel que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe ligazón por medio de toda clase de ligamentos que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor. 

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