29.1.06

Ascética Meditada, Cáp. 23, Autor: Salvador Canals

Pero todavía es más elevado el número de los que ven a sus amigos en el error o en el pecado, o a punto de caer en uno o en otro, y permanecen mudos, y no mueven un dedo para evitarles estos males. ¿Concederíamos a quienes de tal modo se portasen con nosotros el título de amigos? Ciertamente, no. Y, sin embargo, suelen hacerlo para no desagradarnos.