15.10.12

Para Llegar a Puerto Pg 70, Autor: Francisco Fernández Carvajal

Durante los minutos en que se atiende a una persona, solo se tiene en la cabeza y en el corazón a esa alma que busca ayuda. Todo lo demás pasa a segundo término. El Señor premia siempre esa actitud abnegada de olvido  de sí, porque Él  se ocupa entonces de lo "nuestro" y lo resuelve mucho mejor que nosotros mismos. Cada uno tendrá la impresión que es el mismo Jesús quien le escucha y atiende. Por eso, en muchas ocasiones, nos podrá ayudar preguntarnos: ¿cómo cuidaría el Señor a esta persona que llega en estas circunstancias concretas?,  ¿qué le diría?, ¿cómo la empujaría, con suavidad  y fortaleza, a  ser más generosa, más santa?... Si las almas se sienten miradas así, recibirán verdaderamente los consejos  de esa charla fraterna como si llegaran del mismo Jesucristo.

14.10.12

Homilías sobre algunos pasajes del Nuevo Testamento, Autor: San Juan Crisóstomo (344-407)


A veces ocurre  que consagramos todo nuestro esfuerzo  a cosas no solo superfluas, sino incluso inútiles y perjudiciales, mientras se abandona y desprecia el estudio de la Escritura. Aquellos que en las competiciones hípicas se excitan hasta el  colmo, pueden referir con rapidez el nombre, la yeguada, la raza, la nación, el entrenamiento de los caballos, los años de su vida, la velocidad de su carrera, y quién con quién, si galopan unidos, conseguirían la victoria, y qué caballo, entre estos o aquellos, si toma parte en la carrera y si fuera montado por tal jinete, vencería la prueba… Si, por el contrario, nos preguntamos cuántas son la epístolas de san Pablo, ni siquiera su número sabemos expresar.

4.10.12

Libro de Job 19, 25-26 y Primera Corintios 15: 20


Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo
Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios.

Ahora bien, Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primer fruto de los que mueren.

2.10.12

Éxodo, 23, 20-23

Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él. Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi ángel irá delante de ti. . .