Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra
y vive tranquilo:
que el Señor sea tu
único deleite,
y él colmará los
deseos de tu corazón.
Encomienda tu
suerte al Señor,
confía en él, y él
hará su obra;
hará brillar tu
justicia como el sol
y tu derecho, como
la luz del mediodía.
El Señor asegura
los pasos del hombre
en cuyo camino se
complace:
aunque caiga no
quedará postrado,
porque el Señor lo
lleva de la mano.
La salvación de los
justos viene del Señor,
él es su refugio en
el momento del peligro;
el Señor los ayuda
y los libera,
los salva porque
confiaron en él.