24.1.10

Encíclica Ad Petri Cathedram Nº 6, Autor: San Juan XXIII

ITALIANO:
Di tutti i mali che, per così dire, avvelenano gli individui, i popoli, le nazioni, e così spesso turbano l’animo di molti, causa e radice è l’ignoranza della verità
. E non l’ignoranza soltanto, ma talvolta anche il disprezzo e uno sconsiderato disconoscimento del vero. Di qui errori d’ogni genere, che penetrano negli animi e si infiltrano nelle strutture sociali, tutto sconvolgendo con grave rovina dei singoli e dell’umana convivenza.

ENGLISH:

All the evils which poison men and nations and trouble so many hearts have a single cause and a single source: ignorance of the truth—and at times even more than ignorance, a contempt for truth and a reckless rejection of it. Thus arise all manner of errors, which enter the recesses of men's hearts and the bloodstream of human society as would a plague. These errors turn everything upside down: they menace individuals and society itself.

22.1.10

Hablar con Dios, Tomo 3, Nº 14; Autor: Francisco Fernández Carvajal

El descubrimiento de la personal vocación es el momento más importante de toda la existencia. De la respuesta fiel a esta llamada depende la propia felicidad y la de otros muchos. Dios nos crea, nos prepara y nos llama en función de un designio divino. «Si hoy tantos cristianos viven a la deriva, con escasa profundidad y limitados por estrechos horizontes, se debe, sobre todo, a la falta de una clara conciencia de su peculiar razón de ser y de existir (...). Lo que eleva al hombre, lo que le da realmente una personalidad, es la conciencia de su vocación, la conciencia de su tarea concreta. Eso es lo que llena una vida y le da contenido»(F. Suárez, La Virgen Nuestra Señora, Rialp, 17ª ed., Madrid 1984, pp. 84-85)

La primera decisión en el seguimiento de Cristo constituye el fundamento de otras muchas respuestas a lo largo de la vida. La fidelidad se hace día a día, ordinariamente en cosas que parecen de poca trascendencia, en los pequeños deberes de la jornada, rechazando todo aquello que pueda dañar lo que es la esencia de nuestro vivir.

16.1.10

Primera carta de San Juan 2, 8-11

os escribo un mandamiento nuevo que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas pasan y ya luce la luz verdadera. Quien afirma que está en la luz y aborrece a su hermano, todavía está en tinieblas. Quien ama a su hermano, permanece en la luz y no hay ocasión de tropiezo en él. Pero quien aborrece a su hermano está en tinieblas, camina en tinieblas y no sabe a dónde se dirige, porque las tinieblas cegaron sus ojos.

11.1.10

Hablar con Dios; Tomo 3 Nº 1, Autor: Francisco Fernández Carvajal

Debemos fijar nuestra atención en el Hijo de Dios hecho Hombre mientras trabaja, y preguntarnos muchas veces: ¿qué haría Jesús en mi lugar?, ¿cómo realizaría mi tarea? El Evangelio nos dice que todo lo hizo bien (Mc 7, 37), con perfección humana, sin chapuzas; y eso significa hacer el trabajo con espíritu de servicio a sus vecinos, con orden, con serenidad, con intensidad; entregaría los encargos en el plazo convenido, remataría su trabajo artesano con amor, pensando en la alegría de los clientes al recibir un trabajo sencillo, pero perfecto; se fatigaría... También realizó Jesús su quehacer con plena eficacia sobrenatural, pues a la vez, con ese mismo trabajo, estaba realizando la redención de la humanidad, unido a su Padre con amor y por amor, unido a los hombres también por amor a ellos ( Cfr. J. L. ILLANES, La santificación del trabajo, Palabra, 5ª ed., Madrid 1974, p. 77 ss.). Y lo que se hace por amor, compromete.

10.1.10

Hablar con Dios, Tomo I, Nº 51; Autor: Francisco Fernández Carvajal

En la Iglesia nadie es un cristiano aislado. A partir del Bautismo, el cristiano forma parte de un pueblo, y la Iglesia se le presenta como la verdadera familia de los hijos de Dios. “Fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente” (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium). Y el Bautismo es la puerta por donde se entra a la Iglesia (Cfr. IDEM, Const. Lumen gentium, 14; Decr. Ad Gentes, 7).

“Y en la Iglesia, precisamente por el bautismo, somos llamados todos a la santidad” (Cfr. IDEM, const. Lumen gentium, 11 y 42), cada uno en su propio estado y condición, y a ejercer el apostolado. “La llamada a la santidad y la consiguiente exigencia de santificación personal, es universal: todos, sacerdotes y laicos, estamos llamados a la santidad; y todos hemos recibido, con el bautismo, las primicias de esa vida espiritual que, por su misma naturaleza, tiende a la plenitud” (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, Ed. Palabra, 50 ed. 1979, p. 111).

Otra verdad íntimamente unida a esta condición de miembro de la Iglesia es la del carácter sacramental, “un cierto signo espiritual e indeleble” impreso en el alma (Dz 852). Es como el resello de posesión de Cristo sobre el alma del bautizado. Cristo tomó posesión de nuestra alma en el momento de ser bautizado. Él nos rescató del pecado con su Pasión y Muerte.

Con estas consideraciones comprendemos bien el deseo de la Iglesia de que los niños reciban pronto estos dones de Dios (S. C. PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción, 20-X-1980; Cfr. Código de Derecho Canónico, canon 867). Desde siempre ha urgido a los padres para que bauticen a sus hijos cuanto antes. Es una muestra práctica de fe. No se atenta a su libertad, como no se les causó agravio alguno por darles la vida natural, ni por alimentarles, limpiarles y curarles, cuando no podían ellos pedir estos bienes. Por el contrario, tienen derecho a recibir esa gracia. ¡Qué buen apostolado habremos de hacer en muchos casos!: con amigos, compañeros, conocidos...

En el caso del Bautismo está en juego algo infinitamente mayor que ningún otro bien: la gracia y la fe; quizá, la salvación eterna. Sólo por ignorancia y por una fe dormida se puede explicar que muchos niños queden privados, por sus propios padres ya cristianos, del mayor don de su vida. Nuestra oración se dirige a Dios hoy, para que no permita que esto suceda.

Hemos de agradecer a nuestros padres que, quizá a los pocos días de nacer, nos llevaran a recibir este santo sacramento.

9.1.10

Segunda Carta de San Pedro 1, 5-11

procurad ofrecer en vuestra fe, la virtud; en la virtud, la ciencia; en la ciencia, la templanza; en la templanza, la paciencia; en la paciencia, la piedad; en la piedad, el amor fraterno; en el amor fraterno, la caridad. Pues estas cosas como las tenéis en abundancia, no os permitirán ser inconsistentes ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Porque quien no las tiene es ciego y corto de vista; ha echado en el olvido la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, poned mayor empeño por asegurar vuestra vocación y elección. Haciéndolo así nunca caeréis; pues se os otorgará generosamente la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

6.1.10

Isaías 60, 1-6

¡Levántate, resplandece, que llega tu luz, y la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira que las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad, los pueblos, pero sobre ti amanece el Señor, sobre ti aparece su gloria. Las naciones caminarán a tu luz, los reyes, al resplandor de tu aurora. Alza tus ojos y mira alrededor: todos ellos se congregan, vienen a ti. Tus hijos vienen de lejos, tus hijas abrazadas a su costado. Entonces, mirarás y te pondrás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, pues la abundancia del mar se volcará sobre ti, llegará a ti la riqueza de las naciones. Te cubrirá una multitud de camellos, dromedarios de Madián y Efá, todos vendrán de Sabá cargados de oro e incienso, y pregonando alabanzas al Señor

Homilía de S. S. Benedicto XVI en la solemnidad de la Epifanía 2007

Han transcurrido veinte siglos desde que ese misterio fue revelado y realizado en Cristo, pero aún no se ha cumplido plenamente, ¿en qué sentido, hoy, Cristo es aún lumen gentium, luz de los pueblos? ¿En qué punto se encuentra —si se puede hablar así— este itinerario universal de los pueblos hacia Él? ¿Está en una fase de progreso o de retroceso? Y también: ¿quiénes son hoy los Magos? ¿Cómo podemos interpretar, pensando en el mundo actual, a estos misteriosos personajes evangélicos?.