21.3.06

Encíclica Redemptoris Hominis Nº 10, Autor: Juan Pablo II

¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha « merecido tener tan grande Redentor », si « Dios ha dado a su Hijo », a fin de que él, el hombre, « no muera sino que tenga la vida eterna »!
En realidad, ese profundo estupor respecto al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio, es decir, Buena Nueva. Se llama también cristianismo. Este estupor justifica la misión de la Iglesia en el mundo, incluso, y quizá aún más, « en el mundo contemporáneo ». Este estupor y al mismo tiempo persuasión y certeza que en su raíz profunda es la certeza de la fe, pero que de modo escondido y misterioso vivifica todo aspecto del humanismo auténtico, está estrechamente vinculado con Cristo. Él determina también su puesto, su --por así decirlo-- particular derecho de ciudadanía en la historia del hombre y de la humanidad.