26.10.07

Angelus del 17 septiembre 1978, S. S. Juan Pablo I

Los profesores italianos tienen en su historia casos clásicos de ejemplar amor y dedicación a la enseñanza. Giosuè Carducci era profesor universitario en Bolonia. Acudió a Florencia a unos actos conmemorativos. Un día por la tarde, fue a despedirse del ministro de Instrucción Pública. «No, no, dijo el ministro, quédese mañana también» « Excelencia, no me es posible. Mañana tengo clase en la universidad y los chicos me esperan» «Le dispenso yo». «Ud. puede dispensarme, pero yo no me dispenso» El profesor Carducci tenía de verdad un alto concepto tanto de la enseñanza como de los estudiantes. Era de la raza de los que dicen: «Para enseñar latín a John, no es suficiente saber latín es necesario también conocer a John y amarlo». E igualmente «Tanto vale la lección cuanto vale la preparación»