6.7.25

, de los Soliloquios con Dios; Autor: san Agustín

No te hallaba, Señor, de fuera, porque mal te buscaba fuera, que estabas dentro. Está, pues, Dios en el alma escondido, y ahí le ha de buscar con amor el buen contemplativo, diciendo: ¿Adónde te escondiste?

Salmo 34(33),2-3.4-5.6-7.

 

Bendeciré al Señor en todo tiempo,

su alabanza estará siempre en mis labios.

Mi alma se gloría en el Señor:

que lo oigan los humildes y se alegren.

 

Glorifiquen conmigo al Señor,

alabemos su Nombre todos juntos.

Busqué al Señor: El me respondió

y me libró de todos mis temores.

 

Miren hacia El y quedarán resplandecientes,

y sus rostros no se avergonzarán.

Este pobre hombre invocó al Señor:

El lo escuchó y lo salvó de sus angustias.