2.11.14

Silencio y Paz, Autor: Ignacio Larrañaga


Raulito Ahumada, a quien hoy
han venido a buscarlo los ángeles.
Silencio y Paz,
fue llevado al país de la vida.
¿para qué hacer preguntas?
Su morada, desde ahora es el descanso,
y su vestido la luz para siempre.
Silencio y Paz, ¿Que sabemos nosotros?

Dios mío, Señor de la historia y dueño
del ayer y del mañana, en tus manos están las
llaves de la vida y de la muerte. Sin preguntarnos
lo llevaste contigo a la morada Santa, y nosotros
cerramos nuestros ojos, bajamos la frente y
simplemente decimos: está bien, así sea.

Silencio y Paz,
La música fue sumergida en aguas profundas,
y todas las nostalgias gravitan sobre las
llanuras infinitas.

Se acabó el combate, ya no habrá para él
lágrimas y ni llanto, ni sobresaltos. El sol
brillará por siempre sobre su frente, y una paz
intangible asegurará definitivamente sus fronteras

Señor de la vida y dueño de nuestros destinos,
en tus manos depositamos silenciosamente,
este ser entrañable y amado que se nos fue.

Mientras aquí abajo entregamos a la tierra
sus despojos transitorios, duerme su alma inmortal
para siempre en la paz eterna, en tu seno
insondable y amoroso, oh Padre de misericordia.
Silencio y Paz.

Amén