18.6.11

Carta de San Judas 17-23

En cuanto a ustedes, queridos míos, acuérdense de lo que predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. Ellos les decían: «En los últimos tiempos habrá gente que se burlará de todo y vivirá de acuerdo con sus pasiones impías». Estos son los que provocan divisiones, hombres sensuales que no poseen el Espíritu.

Pero ustedes, queridos míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima, orando en el Espíritu Santo. Manténganse en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la Vida eterna. Traten de convencer a los que tienen dudas, y sálvenlos librándolos del fuego. En cuanto a los demás, tengan piedad de ellos, pero con cuidado, aborreciendo hasta la túnica contaminada por su cuerpo.


16.6.11

Encuentro de Catequesis y de Oración de S. S. Benedicto XVI con los niños de Primera Comunión (15.10.2005)

Diría que la adoración es reconocer que Jesús es mi Señor, que Jesús me señala el camino que debo tomar, me hace comprender que sólo vivo bien si conozco el camino indicado por él, sólo si sigo el camino que él me señala. Así pues, adorar es decir: "Jesús, yo soy tuyo y te sigo en mi vida; no quisiera perder jamás esta amistad, esta comunión contigo". También podría decir que la adoración es, en su esencia, un abrazo con Jesús, en el que le digo: "Yo soy tuyo y te pido que tú también estés siempre conmigo".