22.1.11

Evangelio según San Juan 7,44-46

Algunos de ellos querían prenderlo, pero nadie puso las manos sobre él. Regresaron, pues, los guardias a los pontífices y fariseos, y éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Respondieron los guardias: "Nunca habló así hombre alguno".

20.1.11

Libreta de Apuntes, Autor: San Alberto Hurtado

Llegará un momento en que la Santísima Trinidad se apiadará del desorden y miseria que reinan en mi alma y Jesús querrá encarnarse en mí. No podrá hacerlo si María no está en mi corazón. Que mi corazón sea su Nazareth: oración, silencio, tranquilidad. Para la tranquilidad confianza en ella y en Jesús.

16.1.11

Carta a los Hebreos 4,12

Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón.

15.1.11

Carta de Santiago 5,19-20

Hermanos míos, si uno de ustedes se desvía de la verdad y otro lo hace volver, sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados.

12.1.11

Hablar con Dios, Tomo I, Nº , Autor: Francisco Fernández Carvajal

Nosotros debemos imitarle: es en la oración, en el trato con Jesús, donde aprendemos a comprender, a mantener la alegría, a atender y apreciar a las personas que el Señor pone en nuestra senda. Sin oración, el cristiano sería como una planta sin raíces: acaba seca, sin posibilidad de dar frutos, en poco tiempo. En nuestro día podemos y debemos dirigirnos al Señor muchas veces. Él no está lejos: está cerca, a nuestro lado, y nos oye siempre, pero particularmente en los ratos –como ahora– que dedicamos expresamente a hablar, sin anonimatos, de tú a tú, con Dios. En la medida en que nos abrimos a los requerimientos divinos, la jornada será divinamente eficaz y tendremos más facilidad para no interrumpir el diálogo con Jesús. En verdad, nuestra vida de apóstoles vale lo que valga nuestra oración.

2.1.11

Amigos de Dios Nº 31, Autor: San Josemaría

A los pies de Jesús Niño, en el día de la Epifanía, ante un Rey sin señales exteriores de realeza, podéis decirle: Señor, quita la soberbia de mi vida; quebranta mi amor propio, este querer afirmarme yo e imponerme a los demás. Haz que el fundamento de mi personalidad sea la identificación contigo.

1.1.11

Amigos de Dios Nº 33, Autor: San Josemaría

Nuestro Señor se dirige a todos los hombres, para que vengan a su encuentro, para que sean santos. No llama sólo a los Reyes Magos, que eran sabios y poderosos; antes había enviado a los pastores de Belén, no ya una estrella, sino uno de sus ángeles. Pero, pobres o ricos, sabios o menos sabios, han de fomentar en su alma la disposición humilde que permite escuchar la voz de Dios.