28.2.06

Subida al Monte Carmelo, Libro 2,22, 3-5, Autor: San Juan de la Cruz

Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar; porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en el todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación, no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra alguna cosa o novedad.

27.2.06

Carta a Diogneto(siglo II), Capítulo 5, Autor: desconocido

Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres.Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble.

26.2.06

Carta de San Pablo a los Colosenses 4,6

Que vuestra conversación sea siempre agradable, sazonada con la sal de la gracia, de modo que sepáis responder a cada uno como conviene.

25.2.06

Carta de Santiago 3, 7-8

Toda clase de fieras, aves, reptiles y peces se doman y han sido domados por el hombre. Pero ningún hombre ha podido domar jamás la lengua; es un mal incontrolable, llena de veneno mortal.

24.2.06

Evangelio según San Marcos 9, 42

"A cualquiera que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esa ruedas de molino que mueve un asno y lo arrojen al mar"

22.2.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 29, Autor: Georges Chevrot

El único hombre digno de este título no es ese burlón que se ríe de las cosas santas, ese pedante de reunión pública que otorga diez minutos a Dios para probar su existencia, sino aquel otro que tiene la fortaleza de guardar silencio ante la estupidez.

20.2.06

Exhortación Apostólica Recontiliatio et Paenitentia, Nº 14, Autor: Juan Pablo II

De la narración bíblica referente a la construcción de la torre de Babel emerge un primer elemento que nos ayuda a comprender el pecado: los hombres han pretendido edificar una ciudad, reunirse en un conjunto social, ser fuertes y poderosos sin Dios, o incluso contra Dios.
En este sentido, la narración del primer pecado en el Edén y la narración de Babel, a pesar de las notables diferencias de contenido y de forma entre ellas, tienen un punto de convergencia: en ambas nos encontramos ante una exclusión de Dios, por la oposición frontal a un mandamiento suyo, por un gesto de rivalidad hacia él, por la engañosa pretensión de ser «como él».

Exhortación Apostólica Recontiliatio et Paenitentia, Nº 13, Autor: Juan Pablo II

Para llevar a cabo de modo adecuado dicho ministerio penitencial, es necesario, además, superar con los «ojos iluminados» de la fe, las consecuencias del pecado, que son motivo de división y de ruptura, no sólo en el interior de cada hombre, sino también en los diversos círculos en que él vive: familiar, ambiental, profesional, social, como tantas veces se puede constatar experimentalmente, y como confirma la página bíblica sobre la ciudad de Babel y su torre. Afanados en la construcción de lo que debería ser a la vez símbolo y centro de unidad, aquellos hombres vienen a encontrarse más dispersos que antes, confundidos en el lenguaje, divididos entre sí, e incapaces de ponerse de acuerdo.
¿Por qué falló aquel ambicioso proyecto? ¿Por qué «se cansaron en vano los constructores»? Porque los hombres habían puesto como señal y garantía de la deseada unidad solamente una obra de sus manos olvidando la acción del Señor. Habían optado por la sola dimensión horizontal del trabajo y de la vida social, no prestando atención a aquella vertical con la que se hubieran encontrado enraizados en Dios, su Creador y Señor, y orientados hacia Él como fin último de su camino.
Ahora bien, se puede decir que el drama del hombre de hoy —como el del hombre de todos los tiempos— consiste precisamente en su carácter babélico.

19.2.06

Hablar con Dios, Tomo 3, Nº 35, Autor: Francisco Fernández Carvajal

o bien no comprar aquel producto -quizá de calidad- que patrocina un programa inmoral o anticatólico en la televisión o en la radio... Y si lo sugerimos a los amigos, mejor. Si los cristianos tibios dejaran de comprar determinadas revistas y publicaciones..., muchas no podrían subsistir. Da pena pensar que, en ocasiones, gran parte del inmenso daño que producen lo realizan gracias a los medios económicos de muchos cristianos flojos que, a su vez, se quejan de la ruina moral de la sociedad.

18.2.06

Carta de Santiago 2,12-13

Hablad y obrad, pues, como quien ha de ser juzgado por la Ley de la libertad. Pues el juicio es sin misericordia para quien no tuvo misericordia; pero la misericordia sobresale por encima del juicio.

17.2.06

Evangelio según San Lucas 4,16-21

Llegó a Nazaret, donde se había criado, y, según su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó para leer. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrrollando el libro, encontró el pasaje donde está escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para evagelizar a los pobres, para predicar a los cautivos la redención y devolver la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y promulgar una año de gracia del Señor". Después de enrrollar el libro, lo devolvió al ministro, y se sentó. Todos en la sinagoga tenían sus ojos puestos en él. Y comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír".

Isaías 61, 1-3

El espíritu del Señor Yavé está en mí,
porque Yavé me ha ungido.
Me ha envíado a llevar la buena nueva a los pobres,
a curar a los corazones oprimidos,
a anunciar la libertad a los cautivos,
la liberación a los presos;

a proclamar un año de gracia de Yavé,
un día de venganza para nuestro Dios.
A consolar a todos lo afligidos.

a dar a todos los afligidos de Sión
una diadema en lugar de ceniza,
el óleo de alegría en lugar del vestido de luto,
alabanza en lugar de espíritu caído.
Se les llamará "Encinas de justicia,
plantación de Yavé para su gloria".

16.2.06

Sí, sí; no, no, Cáp. El Cielo Contesta, Autora: Chiara Lubich

En estos tiempos, especialmente en los países necesitados, se pone muchas veces el acento principal sobre los problemas sociales, a los que se dedica toda clase de esfuerzos incluso como expresión religiosa de la vida.
Ciertamente es evangélico dar de comer al hambriento y vestir al desnudo. Pero tales acciones en sí mismas pueden no mostrar el mensaje de Cristo en toda su belleza. Más aún, pueden en cierto modo falsearlo, porque actos semejantes pueden dejar a quien recibe en el complejo de "beneficiado"; mientras que el Evangelio lleva al hombre, a todos los hombres, a la más alta elevación, a ser hijos de Dios.
El Evangelio es algo indivisible y no se puede vivir y comprender verdaderamente en sus partes, si no se conoce y se vive en su conjunto.
El principal remedio a los problemas, incluso terrenos, de los países pobres es y seguirá siendo el anuncio del evangelio.
Es necesario que todos los hombres conozcan a Cristo, busquen su Reino y Su Justicia; y entonces, el resto, todo el resto, vendrá también para ellos por añadidura.

15.2.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 28, Autor: Georges Chevrot

Conviene, sin embargo, subrayar que Jesús bendijo solamente a los cristianos insultados y perseguidos a causa de Él, a los que sean acusados en falso de cualquier clase de mal. Pues suele, efectivamente, suceder que algunos cristianos son atacados no por su virtud, sino a causa de sus defectos. Algunos, por ejemplo, amonestan a sus prójimos inoportunamente; o demuestran indiscreción en el celo que atestiguan en favor de la religión; o, en sus trabajos en obras de beneficiencia, persiguen secretamente la satisfacción de una vanidad personal. Naturalmente son criticados y, los más a menudo, fracasan. Estaría fuera de lugar que adoptasen aires de víctimas y que se creyeran perseguidos por la justicia. Otros, fogosos apologistas de la fe o enderezadores de errores ajenos, carecen de las virtudes naturales de lealtad y paciencia, así como de las virtudes cristianas de humildad y mansedumbre, y acaban por hacerse universalmente odiosos. "Me detestan -dicen entonces- porque soy cristiano." No, mis pobres amigos, sino tan solo porque tienen ustedes un carácter imposible. Algunos cristianos pueden ser perseguidos así, no por llevar el nombre de cristianos, sino por no obrar como cristianos.

14.2.06

Evangelio según San Lucas 16, 27-31

"Te tuego entonces, padre, que le envíes a casa de mi padre -pues tengo cinco hermanos-, para que les avise y no vengan también ellos a este lugar de tormentos". Abraham respondió: "Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen". Pero él dijo: "No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va a ellos, harán penitencia". Y le contestó: "Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se convencerán, aunque uno de los muertos resucite."»
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13.2.06

Hablar con Dios, Tomo 3, Nº 53, Autor: Francisco Fernández Carvajal

Fomentemos todo cuanto de positivo nace a nuestro alrededor: unas veces con una palabra de aliento, otras con una colaboración efectiva de tiempo y de dinero. Ante tanta lectura inútil o perjudicial, difundamos la noticia de la aparición de los libros buenos que se editan, de las revistas que pueden estar con dignidad en la sala de estar de un hogar, sin que los padres se sientan avergonzados ante sus hijos... Escribamos una pequeña carta alabando y agradeciendo un buen programa, un buen artículo...; cuesta poco y es siempre eficaz.

12.2.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 24, Autor: Georges Chevrot


Esta misma integridad de carácter debe encontrarse en todos los discípulos de Cristo. Choca con lo que hoy se llama conformismo, para calificar así la costumbre de regular la propia conducta sobre las ideas o los ejemplos de la mayoría. Este defecto ha existido siempre, solo que es más sensible en nuestra época, que ha desarrollado el espíritu rebañego simultáneamente con los medios de publicidad. En nuestros días se difunden las opiniones y se imponen las costumbres del mismo modo que un producto alimenticio o una marca de jabón. Todo se fabrica ahora en serie. No es solo que todos los habitantes del planeta tiendan a componerse la misma silueta con un vestido de idéntico corte, sino que la uniformidad es también de rigor en el campo del pensamiento. Los cerebros están vaciados en unos cuantos moldes para uso de las diferentes colectividades que agrupan a nuestros contemporáneos. Las afirmaciones sonoramente repetidas ocupan el lugar de pruebas para determinar las verdades; por otra parte, la fatuidad ha ocupado el puesto de la reflexión. En este "aislamiento" universal, cada unidad piensa lo que su grupo piensa, repite lo que oye decir, hace lo que hacen "los demás". Se concibe fácilmente que haga falta una singular audacia para liberarse de las ideas prefabricadas y para apartarse de los caminos trillados; lo cual depende, si hemos de creer a Montaigne, de la "simiesca o imitadora", naturaleza humana.

10.2.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 23, Autor: Georges Chevrot

no es inaudito , que en el actual desorden de las ideas morales, la conciencia de un cristiano padezca la acción latente de ciertas máximas fáciles que hacen retroceder los límites del deber para plegarlos a las imposiciones de nuestros deseos. Pues la conciencia es un órgano de tal modo flexible que una nimiedad basta para falsearlo.

9.2.06

Amigos de Dios Nº 206, Autor: San Josemaría

No olvidemos jamás que para todos —para cada uno de nosotros, por tanto— sólo hay dos modos de estar en la tierra: se vive vida divina, luchando para agradar a Dios; o se vive vida animal, más o menos humanamente ilustrada, cuando se prescinde de El. Nunca he concedido demasiado peso a los santones que alardean de no ser creyentes: los quiero muy de veras, como a todos los hombres, mis hermanos; admiro su buena voluntad, que en determinados aspectos puede mostrarse heroica, pero los compadezco, porque tienen la enorme desgracia de que les falta la luz y el calor de Dios, y la inefable alegría de la esperanza teologal.

8.2.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 21, Autor: Georges Chevrot

La iglesia de Dios sobre la tierra es una gran familia de pecadores perdonados que están constantemente en trance de convertirse y que caminan todos juntos hacia la santidad. Que no haya más reproches, ni mas sospechas entre nosotros. ¿Vamos a ir desmenuzando las deudas de nuestros hermanos cuando Dios nos perdona las nuestras a unos y a otros?

7.2.06

Carta de San Pablo a los Romanos 12,2

Y no os acomodéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, de modo que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios: esto es, lo bueno, lo agradable, lo perfecto.

6.2.06

Hablar con Dios, Tomo 3, Nº 35, Autor: Francisco Fernández Carvajal

El apostolado y el proselitismo que atraen a la fe o a una mayor entrega a Dios nacen del convencimiento de poseer la Verdad y el Amor, la verdad salvadora, el único amor que colma las ansias del corazón, siempre insatisfecho. Cuando se pierde esta certeza no se encuentra sentido a la difusión de la fe. Entonces, incluso en ambientes cristianos, se llega a pensar que no se puede influir para que los no cristianos --por ejemplo, ante las leyes en favor del divorcio y del aborto- apoyen una ley recta, según el querer divino. También pierde sentido el llevar la doctrina de Cristo a otras regiones donde todavía no ha llegado o no está hondamente arraigada la fe; en todo caso, la misión apostólica se convierte en una mera acción social en favor de la promoción de esos pueblos, olvidando el tesoro más rico que podrían darles: la fe en Jesucristo, la vida de la gracia... Son cristianos en los que la fe se ha debilitado y han olvidado, quizá, que la verdad es una, que hace más humanos a los hombres y a los pueblos, y abre el camino del Cielo.

5.2.06

Decreto Apostolicam Actuositatem, Nº 6

Mas como en nuestros tiempos surgen nuevos problemas, y se multiplican los errores gravísimos que pretenden destruir desde sus cimientos todo el orden moral y la misma sociedad humana, este Sagrado Concilio exhorta cordialísimamente a los laicos, a cada uno según las dotes de su ingenio y según su saber, a que suplan diligentemente su cometido, conforme a la mente de la Iglesia, aclarando los principios cristianos, defendiéndolos y aplicándolos convenientemente a los problemas actuales.

3.2.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 21, Autor: Georges Chevrot

No condenemos a los fariseos de antaño antes de preguntarnos si no cedemos nosotros a la misma manía de dividir el mundo en dos bloques: los que piensan bien y los que piensan mal, los buenos y los malos, incluyéndonos, por descontado, en la primera categoría. Cuando oímos hablar de los "pecadores", ¿no pensamos inmediatamente en que se trata de los demás?

1.2.06

Constitución Dogmática Dei Verbum, Nº 16

Dios, pues, inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo. Porque, aunque Cristo fundó el Nuevo Testamento en su sangre, no obstante los libros del Antiguo Testamento recibidos íntegramente en la proclamación evangélica, adquieren y manifiestan su plena significación en el Nuevo Testamento, ilustrándolo y explicándolo al mismo tiempo.