4.12.12

Primera Carta a los Tesalonicenses 5, 4-11, Autor: San Pablo


Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón:  todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas. No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. Los que duermen lo hacen de noche, y también los que se emborrachan. Nosotros, por el contrario, seamos sobrios, ya que pertenecemos al día: revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y cubrámonos con el caso de la esperanza de la salvación. Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo,  que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él.  Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.