12.11.06

Homilía in Julittam Martirem, Autor: San Basilio

Entonces cuando te sientas a la mesa, reza, cuando tomas el pan, agradece al Dador. Cuando refuerzas tu débil cuerpo con vino, entonces piensa en Aquel, que te concede estos dones para alegrarte y reforzarte en las debilidades. Y a pesar de tu poco tiempo para alimento, siempre recuerda al Bienhechor, jamás te olvides. Cuando te vistes agradece a Aquel que te dio el vestido. Si pasó el día, agradece al Señor que nos dio el Sol para trabajar; y en la noche a la luna para iluminar. La noche también tiene su motivo de oración. Cuando contemplas el cielo y admiras su hermosura, entonces ora al Señor de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo visible; reza al gran Creador de todo el mundo. Por todo ser viviente que descansa en la noche, nuevamente reza a Aquel que interrumpe nuestra actividad con el sueño y luego de un breve descanso, nos permite recuperar todas nuestras fuerzas. La noche pues no será solo para dormir. No permitas que la mitad de tu vida pase en sueño inútil, sino distribuye la noche entre el sueño y la oración. Mayor tiempo, aún que el del sueño, tiene que ser para la perfección espiritual... Entonces así podrás rezar sin interrupción, sin limitarla a la oraciones de meras palabras y todo tu comportamiento estará siempre unido a Dios; así toda tu vida será una oración continua y sin interrupción.