4.9.06

Las Bienaventuranzas, Cáp. 21, Autor: Georges Chevrot

pues eso basta para que sea digno de su interés. Esfuérzate sin duda en protegerlo contra sus malas pasiones, pero desde el momento en que sufre, sé misericordioso. Amarás a tu prójimo, no cuando lo merezca, sino porque es tu prójimo.

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