6.2.07

Ilustrísimos Señores; Capítulo: ¿Un "Déspota" Él También?, Autor: Albino Luciani

de la Carta de Albino Luciani a San Buenaventura:

Dios ‑que debería invadir nuestra vida‑ se ha convertido, en cambio, en una estrella lejanísima, a la que sólo se mira en determinados momentos. Creemos ser religiosos porque vamos a la iglesia, tratando después de llevar fuera de la iglesia una vida semejante a la de tantos otros, entretejida de pequeñas o grandes trampas, de injusticias, de ataques a la caridad, con una falta absoluta de coherencia.
En cambio, los jóvenes que buscan la coherencia no perseveran. Hallan enseguida incoherencia, verdaderas o aparentes, en la propia Iglesia y se apartan también de ella. Y como de algo hay que hacerse, se adhieren a pésimas ideologías de moda y al culto espasmódico del sexo, que es el reverso de una religión, bajo el nombre de "liberación sexual o erótica".
Pero hay más todavía. Existe el culto a la libertad. Pero no a la libertad clásica de poder hacer lo que se debe hacer sin ser molestados o de poder elegir entre una cosa u otra. No, se trata de la independencia absoluta. "Yo soy el único que decide lo que está bien y lo que está mal. Quiero realizarme a mí mismo sin depender de ley alguna que venga de fuera. Quien se opone a mis deseos, atenta contra mi personalidad. Toda autoridad es represión. toda estructura es prisión. Todo superior es un policía".

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