7.3.13

Homilías sobre los Salmos, 11, 8, Autor: San Juan Crisóstomo

los párvulos en la escuela, primero aprenden la forma de las letras; luego empiezan a distinguir las torcidas, y así, paso a paso, acaban por aprender a leer. Dividiendo la virtud en partes, aprendamos primero, por ejemplo, a no hablar mal; luego, pasando a otra letra, a no envidiar a nadie, a no ser esclavos del cuerpo en ninguna situación, a no dejarnos llevar por la gula... Luego, pasando de ahí a las letras espirituales, estudiemos la continencia, la mortificación de los sentidos, la castidad, la justicia, el desprecio de la gloria vana; procuremos ser modestos, contritos de corazón. Enlazando unas virtudes con otras, escribámoslas en nuestra alma. Y hemos de ejercitar esto en nuestra misma casa: con los amigos, con la mujer, con los hijos.

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