28.6.23

Hablar con Dios, Sábado de la Octava de Pascua; Autor: Francisco Fernández Carvajal

Del misterio pascual de Cristo nace la Iglesia y ésta se presenta a los hombres de su tiempo con una apariencia pequeña, como la levadura, pero con una fuerza divina capaz de transformar el mundo, haciéndolo más humano y más cercano a su Creador. Muchos hombres de buena voluntad han respondido hoy a las frecuentes llamadas del sucesor de Pedro para dar luz a tantas conciencias que andan en la oscuridad en tierras en las que en otro tiempo se amaba a Cristo.

Como hicieron los primeros cristianos, “lo verdaderamente importante es tratar a las almas una a una, para acercarlas a Dios” (A. DEL PORTILLO, Carta pastoral, 25-XII-1985, n. 9). Por eso, nosotros mismos debemos estar muy cerca del Señor, unidos a Él como el sarmiento a la vid. Sin santidad personal no es posible el apostolado, la levadura viva se convierte en masa inerte. Seríamos absorbidos por el ambiente pagano que con frecuencia encontramos en quienes quizá en otro tiempo fueron buenos cristianos.

El cristiano, si está unido al Señor, será siempre optimista, “con un optimismo sobrenatural que hunde sus raíces en la fe, que se alimenta de la esperanza y a quien pone alas el amor 

No hay comentarios.: