El caso del apóstol Tomás es importante para nosotros, al menos, por tres razones: la primera, porque nos reconforta en nuestras inseguridades; la segunda, porque nos muestra que toda duda puede desembocar en una salida luminosa, más allá de toda incertidumbre; y por fin, porque las palabras que Jesús le dirige nos recuerdan el verdadero sentido de la fe que ha madurado y nos alienta a seguir, a pesar de las dificultades, en nuestro camino de adhesión a su persona.
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